Última actualización 5 noviembre, 2019
La comida orgánica goza de buen sabor, su producción reduce riesgos de salud y los productores generan suelo.
Alimentos con estética realista: La estética de estos alimentos es es real. Están repletos de colores, texturas y sabores que la comida transgénica no logra aportar. Son alimentos insuperables en su aspecto, y no necesitan de ningún proceso externo a la naturaleza para su obtención.
El agudo color rojo de un tomate, la firme textura de una fruta, el sabor necesario de una hortaliza o el tamaño natural de una verdura son cosas que sólo la naturaleza y la propia tierra te pueden brindar. Ningún proceso químico iguala esa sensación para el paladar y la vista.
Impulsar la agricultura tradicional: Además de obtener beneficios saludables y sabrosos, contribuirás con pequeños agricultores y sus familias a seguir viviendo de la agricultura tradicional. Consumirlos le permitirá a estos trabajadores seguir permaneciendo con un negocio que se ha ido perdiendo paulatinamente por la invasión de grandes empresas alimenticias, las cuales han terminado con la existencia de muchos agricultores.
Pasan rigurosos procesos de calidad: Los alimentos orgánicos franquean nutridos y rigurosos procesos de calidad, por lo tanto tienen un sello distintivo frente al resto de comida que se puede comprar.
También hay carne orgánica: No sólo la fruta y la verdura logran tener un proceso orgánico. Además la carne de vaca o el pollo logran llegar a nuestra mesa sin que los animales hayan sido alimentados con pastos transgénicos o antibióticos de insegura procedencia. Eso concebirá que la carne de estos alimentos sea de una mayor calidad, con un sabor que los animales alimentados de una forma menos natural no conseguirían. Los animales con carne orgánica andan libremente y tienen condiciones mucho más saludables, y eso lo podes notar claramente cuando degustas alguno de ellos.